Año: 1984
Maestro del horror: Wes Craven
Scream Queen: Heather Langenkamp

Nancy y sus compañeros sufren unas extrañas pesadillas en las que un tipo vestido con un jersey de rallas rojas y verdes, un sombrero oscuro y armado con un guante de cuchillos ensartados, les ataca sin tregua. Lo más inquietante es que algunas consecuencias de esas pesadillas regresan a la realidad cuando despiertan en forma de magulladuras y golpes. Cuando comienzan a morir uno tras otro, Nancy intenta convencer a los demás de que no deben dormir y de que si lo hacen es para acabar con el terrible ser que les acecha.

Pesadilla en Elm Street supuso el principio de un montón de cosas. El nacimiento del slasher adolescente. La creación del mito del terror Freddy Krueguer, uno de los villanos más emblemáticos de todos los tiempos, que mezcla humor e ironía con su extremo sadismo y crueldad.

Tras la primera parte, la más terrorífica de todas, se hicieron varias secuelas, un crossover con Jason (Viernes 13) y un reboot en 2010 que, aunque con gran acierto no tiene la frescura ochentera de la saga.

La posibilidad de asesinar a sus víctimas durante las pesadillas lo hacían un ser inmortal e invencible, lo que sin embargo no impedía que los jóvenes se enfrentaran a él con todo lo que tenían a mano e incluso le vencieran en más de una batalla.

Además, Wes Craven contaba con la originalidad de su propuesta, que embullía las escenas de pesadilla en ambientes oníricos y de fantasía, mezclados con supuesta realidad que confundían tanto a las víctimas como al espectador. Sin duda, lo más atrayente de cada film era ver la diversidad de las muertes y descubrir lo que se le ocurría al maníaco de Krueguer.

Lo mejor: Freddy es una caña, es admirado y temido a la vez, su humor socarrón hacía que antes de cada asesinato la sonrisa apareciese ante el asombro del espectador. Además nadie ha podido con él, ni siquiera Jason.

Lo peor: Lo límitado de los recursos disponibles impedía crear escenas de pesadilla que hoy día serían una auténtica pasada, sin embargo resulta imposible recuperar la frescura y esencia de Robert Englund en su papel de pesadilla.

Nivel de miedo:


Da igual lo acostumbrado que se esté a pelis de miedo, la primera vez que se ve Pesadilla en Elm Street acojona muchísimo porque sabes que cuando termine la película te vas a la cama, y es precisamente ahí donde se desarrollan los peores acontecimientos.

Nivel de gore:


La película no contiene demasiadas escenas sanguinolentas, pero el asesinato del joven en la cama es literalmente un torrente de sangre que sorprende por su bestialidad en el tratamiento.

Nivel de erotismo:

A Heather se le ve medio pecho izquierdo mientras se cambia una única vez de ropa. Aquí se toman muy en serio lo de las pesadillas, no están para escarceos amorosos y no hay desnudos injustificados.

Nivel de violencia:

En esta primera parte sólo Nancy tiene valor para enfrentarse directamente a Freddy, pero lo hará mediante energía y meditación, hasta las siguientes secuelas no hay peleas con el villano de ningún tipo.

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